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AUTOCONFENSI�N

Severo Moto, un l�der fracasado

POR SEVERO MOTO. Guinea Ecuatorial, embutida en el coraz�n del Africa Ecuatorial occidental, es un pa�s, como todo el mundo sabe, con un Jefe de Estado situado del lado del realismo m�gico. La Familia Nguema (Mac�as y Teodoro, t�o y sobrino, ambos asesinos, comunismo y canibalismo) re�ne el m�rito de malgobernar Guinea Ecuatorial de manera ininterrumpida a lo largo de toda su existencia, treinta a�os. Teodoro Obiang Nguema es uno de esos escasos jefes de estado -cada d�a afortunadamente quedan menos- adicto a los tribunales en los que no hay jueces para condenar a ciudadanos que no son culpables. Es de los pocos jefes de estado que logran que el producto interior bruto crezca a un ritmo del 15% anual y no tenga ning�n reflejo en los presupuestos del Estado. En la distancia que media entre la anotaci�n en cuenta a favor del estado de los ingresos petroleros y sus bolsillos, se obra el realismo m�gico. Que Gobiernos y entidades internacionales acreedoras de Guinea Ecuatorial no descubran el desfalco es sin duda obra de los prodigiosos poderes de nuestro Jefe de Estado. �A qu� otra cosa puede imputarse tanta complacencia?�Acaso no se adentra en la selva para rescatar f�siles de antepasados de la Humanidad que le proporcionen poderes? �Acaso no es verdad que tales noticias tienen una dimensi�n hipn�tica en los centros de decisi�n occidentales?

GRAN PRODIGIO

Teodoro Obiang es prodigioso porque utiliza sus valijas diplom�ticas, sus viajes de Estado y de Gobierno para sus negocios de narcopetr�leo -uso de los ingresos del petr�leo para inversiones en narcotr�fico-, sin que las organizaciones policiales internacionales y los pa�ses que le reciben atinen a descubrir sus astutos trucos para burlar las fronteras. Es obvio que Obiang posee poderes prodigiosos.

EL FEST�N DE LOS MUERTOS

Pocos ciudadanos pueden presumir de tener un Jefe de Estado que se come a sus rivales para apoderarse de su fuerza. Debiera estar en una c�rcel psiqui�trica, pero sus muchos poderes, que deben alcanzar a algunas canciller�as occidentales, le permiten seguir siendo Jefe de Estado. A los ecuatoguineanos, sin embargo, nos sonr�e la suerte. �Que suerte disfrutar de un Jefe de Estado antrop�fago que hace las delicias de occidente! �Pocos ciudadanos pueden disfrutar del espect�culo de poseer un Jefe de Estado al que nadie osa cerrar una puerta y mucho menos contrariar! �Cu�nto tiempo queda para que occidente organize viajes programados para contemplar en vivo como el �ltimo antrop�fago del mundo se come a sus s�bditos? �A qu� espera Kofi Annan? �A qu� espera para hacer uso de su artiller�a jur�dico pol�tica?

Nuestro Jefe de Estado tortura, fusila, se come a sus conciudadanos, desfalca las arcas p�blicas y se zambulle en la ci�naga del narcotr�fico internacional por sesudas razones. Que nadie piense que lo hace al tunt�n. Nada de eso. Existen razones de alta seguridad nacional dictadas por el hechicero de turno (!). �Que estremecedor el testimonio de mi compatriota Mart�n Puye, que gracias a Televisi�n Espa�ola todos pudimos escuchar, solicitando con entereza del Tribunal que le juzgaba que si hab�a de morir devolvieran el cad�ver a su familia! No fue condenado a muerte pero le inyectaron aire en las venas. �Que estremecedores los testimonios de la familia Mot�, que public� la prensa internacional, donde se ofrec�an todo tipo de terribles detalles sobre el banquete de visceras humanas que se regal� Obiang!

�Que estremecedores los relatos de la familia del Sr. Obama describiendo su asesinato por los sicarios de Obiang que le asestaron tres machetazos en el cr�neo, lo partieron en dos, le extrajeron el cerebro, lo guardaron en un calcet�n y se lo llevaron para que Obiang cenara!

--�Ten�is que aprender. Se acabaron los poderes de Severo Moto! --Les increparon los sicarios del prodigioso Jefe de Estado.

A mi querido Obama, un hombre mayor, entra�able amigo y miembro del extinguido, por perseguido, Partido del Progreso, le quitaron la vida en el caminito de su finca cuando volv�a a casa. El familiar que presenci� el b�rbaro acto dispuso de las fuerzas justas para referir lo que ocurri�. Desde entonces no ha vuelto a hablar. Despu�s, el Monstruo de las V�sceras, como en los cuentos infantiles m�s truculentos, se lo zamp�. Se lo comi� el Monstruo de las V�sceras, Monvi, como le llaman mis paisanos a nuestro prodigioso Jefe de Estado. A veces pienso, cuando tantas veces he estado ha merced de Monvi, la inmensa suerte que me acompa�a y que hace posible que pueda estar escribiendo estas notas.

BURLA QUE TE BURLA

Me llegan noticias de que Monvi est� harto de tanto experimento democr�tico asesorado por los expertos sudafricanos que organizaban consultas electorales en los bantustanes de la Sud�frica del apartheid. Que est� harto de tanta tonter�a, que ya no puede m�s y que necesita el enfrentamiento para masacrar todo atisbo de dignidad.

--�Si no quieren pelear peor para ellos, los matar� uno a uno!

Olvida Monvi, que de cualquier manera nos mata, m�xime si nos ve indefensos. Me cuentan que expertos en invenci�n de guerras, le animan a que invente un clima de inseguridad para desencadenar una vasta operaci�n de castigo que diezme f�sica y psicol�gicamente a la poblaci�n y sirva al tiempo como coartada para galvanizar una fuerza militar de choque, ordenada, para poner encima de la mesa en las horas dif�ciles de la negociaci�n y llegado el caso del combate. Olvidan los insignes expertos que el pueblo les escuha; olvidan que el pueblo ya est� diezmado f�sica y psicol�gicamente y olvidan los muy majaderos que el pueblo ya est� derrotado. Todos estamos derrotados.

LA ESTELA DEL FRACASO

Yo estoy derrotado, he fracasado. Y he fracasado porque a lo largo de mi vida no he podido impedir que la noche del totalitarismo se apoderara de mi pa�s; no he podido impedir que la larga noche del despotismo se adue�ara de Guinea Ecuatorial; no he podido impedir que el sufrimiento, la arbitrariedad, las epidemias, el hambre, la pobreza extrema y el exilio se apoderaran de m�, de mi familia, de mi gente y de mi pueblo. No puedo evitar sentirme fracasado. No puedo evitar sentirme culpable por no haber hecho lo suficiente, por no haberlo intentado con m�s fuerza y energ�a. No puedo evitar condenarme por permitir que mi pa�s malgastara 30 a�os de su historia; por faltarme la energ�a y la sabidur�a que impidiera que Guinea Ecuatorial entera se deslizara hacia el abismo del pleistoceno, de la no-historia.

Fracas� en 1975 cuando a Mac�as Nguema, el l�der de acero, comunista y revolucionario que convirti� la Catedral de Malabo en un almac�n de Cacao, le d� la espalda y me recompens� con cuatro a�os de c�rcel de infausto recuerdo. Fracas� cuando en 1982, desde el exilio, se me ocurri� formular una opci�n pol�tica, el Partido del Progreso, que hablaba en t�rminos de libertad y democracia. La clase pol�tica espa�ola y europea me contemplaban como una anomal�a pol�tica y fuera de cuadro. En �frica se gobierna con mano de hierro, me dec�an. Fracas� cuando desafiando a nuestro prodigioso Jefe de Estado me present� en Guinea Ecuatorial en 1988 con una min�scula rama de olivo para pedir un poquito de libertad y elecciones democr�ticas. La comisi�n de diputados espa�oles que sigui� mis pasos apoy� a Obiang sin fisuras. Entonces, una visita ya programada con el Papa me rescat� de las zarpas del tirano. La desgraciada suerte que corrieron todos mis compa�eros es de todos conocida. Fracas� cuando me empe�� en 1992, en impulsar una salida negociada a la dictadura.

Entonces se me acus�, desde Espa�a, a cinco columnas, en la portada del tercer diario de Espa�a, de ser un submarino de Estados Unidos para desalojar a Obiang del poder con artima�as democr�ticas (!). Fracas� cuando acept� ir, despu�s de ser sometido a una fuerte presi�n, a unas elecciones esperp�nticas en las que de nuevo Obiang se burl� de todo lo burlable.

Fracas� en 1993 cuando no pude impedir que Monvi me detuviera, que me sometiera a un juicio bochornoso, que me encarcelara y que me amenazara todos los d�as, varias veces, con degollarme y comerme. Fracas� cuando fu� objeto de una horrible maquinaci�n protagonizada por un periodista de El Pa�s (hoy corresponsal del ABC en Nueva York), a toda p�gina, que pretend�a mi asesinato y al que no me ha quedado m�s alternativa que llevar a los tribunales. Fracas� cuando los intereses que apoyan a Obiang desmantelaron la acci�n de fuerza que yo dirig�a con el �nico prop�sito de imponer unas elecciones libres sin causar una sola baja. (As� estaba previsto). Ahora Obiang y sus expertos dicen que quieren la guerra. �Obiang siempre ha querido la guerra!, �siempre ha practicado la guerra!. �Somos los guineanos, un pueblo triturado, los que no queremos la guerra!

Fracas� por resistirme a aceptar que los males que padece mi pa�s son provocados al alim�n por la maldad de nuestro Jefe de Estado y la ambig�edad calculada del MuyNobleOccidente. El MuyNobleOccidente nunca ha visto con buenos ojos al sufrido pueblo guineano, al que siempre han censurado, bien por dejarse matar, bien por revelarse. Fracas� por no comprender a tiempo tanta inpudicia calculada. Mientras Monvi nos hace saber que quiere matarnos y comernos, no faltan voces en Occidente que apuestan por seguir explorando la v�a democr�tica.

El pueblo de Guinea Ecuatorial est� cansado, muy cansado. Est� agotado y sin fuerzas. Ya no le quedan fuerzas para perdonar ni olvidar. Las escasas fuerzas que le acompa�an las tiene empe�adas en sobrevivir y sobrevivir es una tarea tit�nica en le pa�s de Monvi.

Para el reto de sobrevivir, el mismo pueblo, desde sus entra�as, ha creado la Gran Coalici�n con el prop�sito declarado de encausar judicialmente al monstruo e instaurar por pimera vez en Guinea Ecuatorial, la libertad sin adjetivos. Y as� ser� aunque a muchos les parezca una anomal�a. Y si he aceptado presidir la Gran Coalici�n es porque vivo la certeza de que nadie puede derrotarnos. Porque nadie puede derrotar a un pueblo ya derrotado. �sta es la lecci�n.

OBIANG EL REO

Obiang no tendr� guerra. La Gran Coalici�n no piensa disparar un solo tiro. No los necesita. Obiang tendr� la verdad y tendr� todo el tiempo, mucho tiempo, para exp�arla y para explicarla al tribunal que le juzgue. El tiempo pol�tico de Obiang ha conclu�do. Debe prepararse para enfrentarse a la verdad. Obiang sabe que el pueblo y la historia le miran de frente.

Es habitual escuchar todo tipo de argumentaciones que conducen a demostrar que �frica no est� preparada para la democracia. Lo cierto es que ninguna sociedad est� preparada para la democracia. Cuando Alemania vot� a Hitler, es cierto que dej� de estar preparada para la democracia. Cuando el 15% de la poblaci�n francesa vota a Le Pen y m�s del 50% se declara racista, evidentemente, est� poco preparada para la democracia. La democracia, es cierto, no es una asignatura f�cil. La pregunta es �algui�n tiene algo mejor que proponer?. �frica ha ensayado hasta el apocalipsis la dictadura. Poco importa, si es que eso llega a ocurrir, -el pueblo tiene la palabra- que pasado ma�ana dirija los destinos de Guinea Ecuatorial. Si miro mi vida nada m�s veo desolaci�n. Nunca podr� evitar el dolorido sentimiento de ser un superviviente de un extenuante y criminal desafuero hist�rico. �Qu� hemos hecho y qu� se ha hecho con tantas generaciones de j�venes?. Nac�, crec� y me form� dentro del estatuto colonial y su execrable segregaci�n. En mi memoria s�lo hay dolor, demasiado dolor, dolor que se remonta a la �poca de la colonia y se prolonga por los mort�feros a�os de la guerra fr�a, con el comunismo extramb�tico de Mac�as, y que reverdece ahora cuando veo a mi pa�s, contra su voluntad, atrapado en la madeja rocambolesca, antinatural e imposible de la francofon�a. Yo ya he fracasado.

Ya he sido derrotado. �sta es la lecci�n.

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